En los últimos años, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) han emergido como un pilar fundamental en la transformación económica de Cuba. Legalizadas en septiembre de 2021, estas entidades privadas y estatales representan un cambio hacia una mayor diversificación, pero su desarrollo se ve marcado por un delicado equilibrio entre regulaciones estatales y la aspiración a una mayor libertad operativa. En medio de desafíos como la crisis económica, el embargo y la burocracia, las mipymes han mostrado resiliencia, con un crecimiento del 3,4% en el número de entidades privadas durante el primer trimestre de 2025, alcanzando las 9.550 unidades. Sin embargo, persisten debates sobre la necesidad de “liberar” estas empresas para potenciar su impacto. Este artículo explora las regulaciones vigentes, las demandas de mayor autonomía operativa y los avances en financiamiento, incorporando voces de usuarios en redes sociales.
Regulaciones y la Búsqueda de Libertad Operativa
Las mipymes en Cuba operan bajo un marco regulatorio que busca integrarlas al modelo socialista, pero que a menudo genera fricciones. El Decreto-Ley 46/2021 y sus modificaciones establecen límites en importaciones, contrataciones y precios, con énfasis en la priorización de proveedores estatales. Estas normas, diseñadas para evitar desigualdades y fugas de divisas, han sido criticadas por restringir la agilidad empresarial.
En un análisis reciente del programa “Cuadrando la Caja” de Cubadebate, expertos destacan cómo la transición de estructuras estatales rígidas a mipymes requiere mayor flexibilidad en facultades empresariales, como la fijación de precios y remuneraciones, para equilibrar productividad y “salario emocional”.
Representantes del sector enfatizan que la burocracia actual frena la innovación, proponiendo reformas para dinamizar la economía.
Un llamado explícito a esta “liberación” proviene de la opinión publicada en CiberCuba el 14 de septiembre de 2025, donde se argumenta que las mipymes han demostrado la capacidad productiva de los cubanos cuando se eliminan barreras burocráticas. El artículo critica la crisis generalizada y aboga por autonomía en importaciones y exportaciones, afirmando: “En medio de la crisis generalizada en Cuba, las mipymes han demostrado que los cubanos sí saben producir, organizarse y prosperar, cuando se les permite.”
Esta perspectiva resuena en el Consejo Nacional de Innovación, que en febrero de 2025 evaluó mipymes estatales de alta tecnología como vía para una economía intensiva en conocimiento, pero urgiendo mecanismos ágiles y alianzas público-privadas sin restricciones excesivas.
En redes sociales, usuarios expresan frustración similar. Por ejemplo, en un hilo de X (Twitter), el periodista Mario J. Pentón denuncia que muchas mipymes “aparentan ser privadas” pero están ligadas al régimen, beneficiando solo a leales y captando divisas del exilio, lo que limita la libertad real para emprendedores independientes, mientras otro usuario, Claud Carberra, replica que “la gran mayoría están vinculadas al gobierno”, citando importaciones controladas por élites. Estas voces subrayan cómo las regulaciones no solo burocratizan, sino que perpetúan desigualdades.
Las mipymes cubanas funcionan con eficacia limitada, cubriendo vacíos estatales en alimentos, servicios y empleo (generando ~200.000 puestos y exportando bienes como salsas y software), con un crecimiento del 3,4 % en el primer trimestre de 2025 hasta las 9.550 unidades privadas (ONEI). Sin embargo, restricciones estructurales —acceso cerrado al mercado mayorista, trámites burocráticos de hasta 60 días y fiscalización punitiva— elevan costos y frenan su escalabilidad. Para despegue, requieren liberalización regulada del mayorista, digitalización de procesos (≤7 días) y confianza institucional sin sanciones al éxito, como señalan usuarios en X: “Con mayorista abierto, abastecemos La Habana en seis meses” . En síntesis: son viables, pero solo transformadoras con libertad operativa equilibrada.
Fuentes: ONEI 2025, Infobae; PNUD, CNC TV Granma
Carlos Mendoza tiene una década de experiencia en transferencias internacionales, enfocado en regulaciones cubanas y monedas como USD y MLC. Ha colaborado en guías para migrantes y familias promoviendo métodos seguros.
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